Ya he hablado otras veces de lo complicado que es emprender pero esta vez, me ha sorprendido una noticia que titula «3 de cada 10 españoles se plantea convertirse en emprendedor», basado en un estudio de CEAJE (Confederación española de jovenes empresarios) y Glovo. Aunque he buscado y rebuscado internet intentando descargarme el informe, me ha sido imposible así que vamos a analizar la nota de prensa y luego yo os daré mi opinión, basada en experiencias y observaciones.

El estudio habla de que el 30% querría emprender, eso si, a medio plazo. ¿Cómo que a medio plazo? Si, entre 1-5 años. Tan solo el 6% quieren emprender en los próximos 12 meses. Tal vez es que 5 de cada 10 no quieren emprender por miedo al fracaso (20% más que en la actualidad) y aquí entramos en la problemática cultural y educativa española. A ningún joven en edad escolar, pero curiosamente también ocurre en la edad universitaria, se les educa en emprendimiento, en economía básica, se les fomenta la iniciativa o se les facilitan herramientas o cultura del emprendimiento. Seguimos en modelos del siglo pasado, aunque tal vez exista alguna excepción.

Y ahora entramos en las barreras. Solo un 11% de los actuales emprendedores, recomendaría emprender a un amigo, incluso un 30% no lo recomendaría. ¿solo uno de cada 10 de los que han emprendido, está contento con su desarrollo profesional?. Y por último, el 40% declara que pondría fin a su empresa con 7-12 meses de resultados negativos. ¿No será que muchos creen en el «pelotazo» en lugar de creer en el trabajo duro y bien hecho. Aquí hay algo que no funciona.

Que los españoles somos gente creativa, con empuje y con buenas ideas; sin duda. Que ha aumentado la iniciativa y las ganas de emprender; también. Esto es una cosa y otra muy distinta es que sepamos emprender, tengamos los mimbres personales, profesionales y de entorno, y que al final nos podamos considerar un país emprendedor. Para eso nos queda mucho, mucho, mucho.

Ya he dicho que en el colegio y las universidades no se promueve el emprendimiento, tampoco en los hogares o en las familias. Siempre cuento que cuando decidí abrir mi primer negocio, aunque recibí el apoyo necesario de mis padres, hubo un comentario que todavía resuena cuando lo comenté en casa: «pero hijo, no sería más sensato que buscaras un trabajo corriente, aunque te paguen poco».

Tampoco es que las administraciones públicas hagan mucho, aunque alguna si da «beneficios» transitorios e iniciales, pero generalmente desmotivan más que motivan: hay que darse de alta en hacienda, tambien en la Seguridad Social, crea tu marca, web, teléfono, correo, maneja redes sociales, promociónate, busca socios, local, licencia de apertura y obra (o espacio donde alquilar un despacho), hay que formarse, etc, etc, etc, y esto sin que vendas un solo euro.

No me quiero extender mucho, pero os pongo un ejemplo: El programa Kit Digital. En mi caso, solicité el kit digital en octubre del 2022. Me llegó la comunicación de que estaba concedido en diciembre. Posteriormente elegí proveedor de los homologados para «Gestión de redes sociales» y envié la solicitud. Estamos en Mayo de 2023 y todavía no he comenzado a recibir el servicio, por el cual tendré que adelantar el IVA. Es decir, han pasado 8 meses desde que empecé y ya casi podía haber cerrado mi negocio si hubiera tenido que depender de conseguir nuevos clientes.

Mi conclusión. Nos falta formación en emprendimiento y en empresa desde bien pequeños, las distintas AAPP deberían acompañar más, facilitar, no poner trabas y no recaudar si todavía no has ingresado un euro. No somos un país de emprendedores que buscan crear multinacionales (por desgracia). Somos un país de pequeños negocios, emprendedores forzados (especialmente los senior) y sobre todo de negocios en servicios. Tenemos que cambiar el modelo para cambiar las mentalidades y generar empuje emprendedor.