Cuentos no son cuentas, nuestras futuras pensiones.

por | Ene 8, 2024 | Ciudadanos, Economía, Pensiones, Seguridad Social | 0 Comentarios

Puede parecer, por los post que publico, que tengo anima aversión al Sr. Escrivá, pero no es así. Es verdad que no me cae bien, pero lo que que me importa no es su persona, es la falsedad de sus datos, el que juegue con el futuro de un sistema público de pensiones que da soporte a más de 9 millones de pensionistas y que nos pueda estar llevando a la quiebra de este sistema en el que tanto hemos contribuido en los últimos 45 años.

Voy a intentar explicarme, con datos, e intentar haceros ver que debemos hacer algo, más pronto que tarde, si queremos mantener una vejez económicamente tranquila, en la medida de nuestras posibilidades, sobre todo para los que ahora tengan menos de 50 años.

Hace unos días, en un excelente artículo publicado en Theobjetive por Manuel Llamas, llamado «Los peligrosos cuentos de Escrivá», se detallan números y datos demoledores. Entre otros, que seremos el país más viejo del mundo para 2050 y que los números hacen aguas, pues se estiman datos imposibles de cumplir a corto plazo. Pongo varios ejemplos: Que la tasa de natalidad subirá de 1,2 a 1,36 hijos, que la tasa de ocupación de los mayores entre 65 y 74 años subirá del 8% actual al 28%, o que la tasa de paro bajará del 16% actual al 5% para 2050. No se si cuando estéis leyendo esto pensareis como yo que el Sr. Ministro se ha vuelto loco, lo que yo creo es que se están haciendo trampas al solitario, que es todavía mucho peor.

Por otro lado, el ministerio del Sr. Escrivá prevé que el gasto en pensiones apenas llegue al 13%, pero organismos tan serios como la AIReF, sostiene que casi llegará al 15% (solo con las contributivas), cosa bastante factible ya que los trabajadores «babyboomers» en activo actualmente son 12 millones, que estarán jubilados para 2045.

Normalmente, los españoles, tienden a pensar que sus problemas debe resolverlos el sector público, más que nada porque nos hemos acostumbrado a que «papa Estado» nos resuelva la inmensa mayoría de nuestros retos más importantes como son la educación, la sanidad, la justicia o las pensiones. ¿Cuantas veces habéis oido lo de «sanidad gratuita», «educación gratuita» o «justicia gratuita»? Es un mantra que nos hicieron creer y nada más lejos de la realidad. Todo esto que aparentemente es gratuito, pasa porque todos paguemos impuestos, directos o indirectos, pero esos servicios públicos están soportados por millones de españoles y empresas que pagan esos impuestos cada día del año, y cada vez van a ser más y más (leer el artículo «Asi aumentarán los impuestos en 2024» en El Debate). Lo curioso es que, en ningún momento, nuestros gobernantes se plantean reducir gastos fijos o variables (menos si son los suyos), ajustar los presupuestos a lo esencial o mejorar la gestión de los presupuestos públicos con mejores gestores, digitalización y disminución sustancial de redundancias administrativas e ineficiencias. Por el contrario, siempre arremeten con: «es que tal o cual partido quiere privatizar la educación o la sanidad» o «claro, es que quieren educación y sanidad para los ricos». No señor, lo que queremos es más eficiencia, menos impuestos y más dinero en manos del ciudadano, la riqueza la generan las empresas, no las entidades públicas.

Si a estos datos, añadimos que la estimación de la Comisión Europea sobre la cuantía de las pensiones según el último sueldo, se va a reducir del actual 70% a un 48,6%, algo tendremos que hacer, si o si.

¿Que podemos hacer?¿Hay soluciones o soluciones a corto o medio plazo?. Tal vez deberíamos plantearnos migrar nuestro sistema hacia otros como el de Holanda, Reino Unido o Suecia, los tres modelos más sostenibles de Europa (ver «Los modelos de pensiones que mejor funcionan en Europa»). Estos modelos, son un mix de combinar las aportaciones públicas y las privadas, una buena solución posible para nuestro país, de forma que pudiera implantarse con gradualidad y carencia, para que fuera sustituyendo al actual sistema de reparto y hacer sostenible lo que hoy por hoy no lo es. Ahora bien, esto está en manos de nuestros políticos, y para cuando nos reconozcan públicamente la realidad, quizás será demasiado tarde.

Ya estamos sufriendo que más de 110.000 pensionistas están residiendo fuera de nuestro país, algunos porque vuelven a sus países de origen, pero muchos otros porque las fiscalidades en esos países de destino, mucho más ventajosas que las nuestras, hacen atractivos esos destinos (Portugal, Grecia, etc..). Esto, además de reducir los ingresos, pues dejamos de percibir sus pagos del IRPF a hacienda, es un indicador más de que nuestra presión fiscal es cada vez más insoportable, hasta para los pensionistas. Si lo que pretendemos es seguir subiendo impuestos para pagar la cuenta de las pensiones (previsión de 39.000 millones en 2024 de aportaciones extras del Estado), olvidemosnos, esta no es la solución.

Debemos, sobretodo los que actualmente tengan menos de 50 años, y a la espera de que nuestros políticos se den cuenta de que hay que cambiar el sistema, empezar a buscar fórmulas de ahorro o inversión, da igual que sean en dinero, en inmuebles o en oro pero, viendo que las cuantías de nuestras pensiones según nuestro último sueldo, cada vez va a ser peor, no nos queda otra. Yo a mis alumnos les digo siempre lo mismo, «seguiremos teniendo un sistema público de pensiones, eso si, ahorrar porque el futuro es incierto y la garantía de sostenibilidad cada vez es menor».

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